LOS TRAJES
Ese envoltorio cotidiano que nació para protegernos de las inclemencias.
Que luego llegó a ser distinción de cargos, clases, sexos, épocas, estaciones, estéticas.
Algo que usamos para mostrarnos y escondernos a la vez.
Un mapa continuamente expuesto de nosotros mismos. De nuestro modus operandi, de nuestros miedos y egos. De nuestro poder adquisitivo o cleptómano. De ambición, envidia y desasosiegos. De despistes y detalles. De posible y engaños.
De esa psicología impresa en nuestras ropas. Impregnada de nosotr@s mism@s.
De sacar el alma y vestirnos con ella.
Como el alma. Casi blanca. De todos los colores. Brillante y opaca. Con forma flexible. Plegada y caída. Por dentro y por fuera de la misma manera. Igual para todos.
Que nos esconde y nos descubre.
Con agujeros que descontrolamos por los que nos desconocemos.
Transformándose al uso. Distinto a cada paso.
Y con un único patrón fijo: un@ mism@.